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Por el Bicho todo (Marcelo Ruiz Díaz - Argentina)


Era inexorable, tarde o temprano nos iríamos a la “B”, y no por la culpa de aquellos pibes del club que pusieron el pecho en las malas allá por 96, sino por el cúmulo de dirigentes corruptos que mancharon y fundieron a un club que supo ser ejemplo de institución.
Como sea, Argentinos Juniors venia de varias campañas malas pero esa vez, el descenso nos comía los pies y teníamos que ganar sí o sí los últimos partidos y esperar que Ferro perdiera. Y estuvo cerca, con el "Polo", con Pena y con Leo Mas entre otros fuimos a Santa Fe y ganamos dos a cero con dos goles del indiecito Liber Vespa y la fe volvió, faltaban dos partidos con San Lorenzo y con Central.
Yo en ese entonces trabajaba en el hipermercado “Coto” en el barrio de Pompeya y Argentinos jugaba como local en cancha de Atlanta un sábado por la noche. No podía dejar de pensar, el bicho jugándose la permanencia y yo reponiendo botellas.
Un compañero me dice: “está por empezar el partido, anda a electro", cuando fui y vi salir al equipo no lo dude, corrí y le dije “Javi me tenes que salvar, me voy a la cancha ya”, por favor fíchame y prestame veinte mangos que mañana te cuento gracias ja...", pobre no le di ni tiempo para que lo piense.
Salí por la entrada principal vestido de Coto y paré el primer taxi que pasó: “Llevame a la cancha de Atlanta lo más rápido que puedas”.
Después de una hora me vi revoleando el buzo con la garganta roja y con la ilusión prolongada una semana. Lástima que ese dos a cero a los curvos no sirvió para torcer el destino que me hizo llorar como pocas veces en los mismos tablones al domingo siguiente cuando los canallas nos daban vuelta el partido que ganábamos con un gol del Polo.
La radio de un viejo bicho decía que Ferro había empatado y Argentinos con su futbol con su toque y con toda la magia de su historia se iba a la segunda categoría del futbol argentino.
Tuve que esperar que se vayan todos y cuando la cancha quedo vacía me volví a Moreno con los ojos rojos, con la amargura más grande que me dio el futbol y con cien pesos menos que me costo la suspensión y el presentismo por el amor inexplicable a mi Argentinos querido.

(Un gracias enorme a Marcelo por autorizarme a publicar este cuento)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es impresionante como describis el amor que sentis por tu "bicho colorado" y ahora transmitís a tu heredera...Te amo mi vida!!